jueves, 28 de octubre de 2010

La obsolescencia tecnológica.

La obsolescencia tecnológica es un grave enemigo de la conservación de la información a través del tiempo.
Tradicionalmente, la escritura ideográfica (china) resultaba tan complicada que la lectoescritura era una actividad especializada, a la que unos pocos debían dedicar toda su vida. La rígida tradicionalidad de la cultura china hizo que la escritura se mantuviera sin cambios durante milenios, de modo que cualquiera que era capaz de leer, podia leer los clásicos de la antigüedad.
Después, se simplifico la escritura, para que resultara más fácil la alfabetización, y se pudiera generalizar en una escolarización primaria normal en otros países. Esto tuvo éxito, pero a cambio de que los jóvenes ya no son capaces de leer los textos anteriores a la reforma.

A partir de un registro determinado por una tecnología determinada, la persona debe recibir una traducción a un lenguaje que esté capacitado para comprender, y esos lenguajes son pocos: la palabra hablada, o la palabra escrita, siempre que lo estén en un idioma determinado, que el lector comprenda; y en alguna medida un lenguaje de signos gráficos, dibujos e íconos.
La obsolencia de los códigos informáticos, recide en que son los vehículos de transmisión los que cambian. Un medio informático le habla a un software, no a una persona. En un medio de almacenamiento digital, la información está registrada sobre un medio material. Allí hay millones de puntos magnetizados, que es necesario, leer de acuerdo con cierto orden y secuencia; dicha lectura es efectúada por un soporte material, la computadora. Pero el hardware no es suficiente. Es necesario también un sistema operativo.
El veloz avance de la tecnología informática hace que cada pocos años cambien los medios de soporte y los programas de escritura y de lectura. La información almacenada en cada uno de los medios que se usaron alguna vez, corre peligro de perderse para siempre, debido a que la velocidad del avance de la tecnología de almacenamiento hace que se "olvide" la manera de interpretarlos.



Fuente: Buch, Tomás. "El Tecnoscopio". Capitulo 16: "La Comunicación". Buenos Aires. Ed. Aique. 1996-1999.

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